La Salsa tártara es una salsa derivada de la mayonesa, muy popular por ser ideal como acompañamiento de pescados y mariscos, en ocasiones carnes y también de forma habitual con vegetales frescos o ensaladas. Esta especialidad de la cocina francesa es refrescante y llena de sabores proporcionados por los diferentes ingredientes que se incorporan y que se encuentran picados en pequeños trocitos.
Los ingredientes que habitualmente se incorporan a la Salsa tártara son yemas de huevo cocido, alcaparras, pepinillos, chalotas o cebolla, perejil, en ocasiones cebollino, vinagre o jugo de limón, pimienta negra y sal. La verdad es que como suele suceder con muchas recetas tradicionales, se crean muchas variantes, tanto por añadir o quitar algún ingrediente (por ejemplo a nosotros nos gusta ponerle cilantro, hay quien le pone ajo, mostaza…), como en las proporciones.
Algunos documentos muestran que la salsa tártara se elaboraba inicialmente emulsionando las yemas de huevo duro con el aceite, pero con el tiempo se ha simplificado la receta partiendo de una mayonesa tradicional y en muchas ocasiones añadiendo además la yema de huevo cocida. Una de las sencillas opciones para hacer una salsa tártara es la que os explicamos a continuación, esperando que sea de vuestro agrado y que compartáis con nosotros vuestra versión si es diferente.
Ingredientes
250 gramos de mayonesa, 1 chalota (se puede cambiar por cebolla tierna o media cebolla morada), 25 gramos de alcaparras, 50 gramos de pepinillos agridulces picados, 6 gramos de salsa inglesa, 1 c/s de zumo de limón, unas hojas de cilantro (perejil o cebollino), pimienta negra y sal.
Elaboración
Pela y pica bien fina la cebolla o chalotas, pica también los pepinillos y las alcaparras bien pequeñas. Pon en un cuenco la mayonesa y añade estos ingredientes preparados.
Lava y seca bien el cilantro o el perejil y pícalo, incorpóralo a la mezcla anterior. Finalmente añade la salsa inglesa, el zumo de limón, pimienta negra y sal al gusto.
Mezcla bien y tapa el cuenco con film transparente. Deja reposar la salsa tártara un mínimo de media hora antes de servir en el frigorífico.
Después ponla en una salsera en la mesa para que cada comensal se sirva la cantidad a su gusto o incorpórala al plato al que vaya destinada.